El encarcelamiento no significa la pérdida de sus derechos, especialmente si ha sufrido abuso sexual infantil. Si bien el sistema de justicia penal puede tenerlo tras las rejas, no le quita el derecho a buscar acciones legales por los traumas que sufrió.
El trauma infantil puede contribuir al desarrollo de trastornos de salud mental, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de conducta delictiva.
El trauma infantil se ha relacionado con una variedad de trastornos de salud mental, como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), que pueden aumentar el riesgo de conducta delictiva.
Depresión: Los niños que experimentan un trauma a menudo luchan contra sentimientos de tristeza, desesperanza y baja autoestima, que pueden manifestarse en depresión clínica. La depresión puede provocar dificultades para afrontar los factores estresantes de la vida, deterioro del funcionamiento social y una mayor probabilidad de participar en actividades delictivas como medio de afrontar la situación o de automedicarse.
Ansiedad: El trauma infantil también puede provocar ansiedad crónica, caracterizada por preocupación, miedo e hipervigilancia excesivos. Las personas con trastornos de ansiedad pueden recurrir al abuso de sustancias o al comportamiento delictivo como forma de aliviar sus síntomas o escapar de sus miedos.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): El trastorno de estrés postraumático es un resultado común del trauma infantil, particularmente en casos de abuso sexual o violencia física. Los síntomas del trastorno de estrés postraumático incluyen recuerdos intrusivos, pesadillas, flashbacks y entumecimiento emocional. Estos síntomas pueden afectar el funcionamiento diario y aumentar el riesgo de tener un comportamiento impulsivo o imprudente, lo que puede conducir a la participación en actividades delictivas.
Las investigaciones han demostrado consistentemente una correlación entre el trauma infantil y el comportamiento criminal. Además, la presencia de trastornos de salud mental no tratados como resultado de un trauma infantil puede exacerbar aún más el riesgo de conducta delictiva. Sin la intervención y el apoyo adecuados, las personas pueden recurrir al abuso de sustancias, la violencia u otras actividades delictivas para controlar sus síntomas o adormecer su dolor emocional.
Muchas personas encarceladas han enfrentado traumas importantes durante su infancia. Los estudios han demostrado que un alto porcentaje de personas encarceladas tienen antecedentes de abuso infantil, incluido abuso sexual. Desafortunadamente, el trauma infligido durante la infancia a menudo conduce a un ciclo de resultados negativos, incluido el comportamiento delictivo.
Es importante saber que estar encarcelado no lo descalifica para buscar recursos legales por el abuso que sufrió cuando era niño. Ya sea que el abuso haya ocurrido en el hogar, en un entorno de cuidado de crianza o en una institución, usted tiene derecho a buscar justicia contra los responsables.
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